El no hacer nada tambiƩn se entrena
- Ana Latorre
- 23 sept 2017
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 8 abr 2020
¿Sabes estar sin hacer nada? ¿Hace cuÔnto tiempo que no te pegas una mañana, una tarde, dejando que las horas bailen a tu alrededor, sin llenarlas de actividad, de quehaceres, de palabras, de trabajo, de tareas, llenÔndolas únicamente de ti?
En la prÔctica de la meditación, una de las cosas que mÔs ayuda a conectar con ese espacio de quietud interior, es la inmovilidad absoluta. En los Talleres de Meditación de SAMA, destinamos un tiempo a adoptar una postura correcta que nos permita permanecer estÔticas.

Es sorprendente comprobar que una vez que nuestro cuerpo adquiere esa posición y somos capaces de mantenerla, comenzamos a entrar en contacto mĆ”s consciente y mĆ”s profundo con otra dimensión, la mental. Si por algo se caracteriza la mente es por su hiperactividad. EstĆ” en constante movimiento, generando pensamientos uno tras otro sin solución de continuidad. LanzĆ”ndonos ideas, monólogos, imĆ”genes, como si fuera una mĆ”quina lanza pelotas de tenis programada a altĆsima velocidad.
Ah. Sorpresa. ĀæQuĆ© observamos al permanecer en esa quietud fĆsica? Que como por arte de magia, poco a poco, la mente tambiĆ©n empieza a bajar su frecuencia. Se adquiere cierta calma mental. Y esa calma mental da lugar a pequeƱos espacios-tiempos de conexión interna, a momentos de acceso a tu ser. A instantes de PAZ. Ya tenemos localizada la puerta. Y ya tenemos nuestra llave.
En la prĆ”ctica de la vida, sucede algo parecido. El hecho de estar en constante movimiento fĆsico, correr de un sitio a otro, andar deprisa por la calle, ducharnos deprisa, vestirnos deprisa, comer deprisa, beber deprisa, hablar deprisa⦠hace que el ritmo de nuestra mente funcione a la misma velocidad.
Ah. Sorpresa. Si ralentizas tu ritmo, si haces algo MUY DESPACIO, sucede que como por arte de magia, las cosas de alrededor adquieren otra dimensión, una dimensión mÔs real, con mÔs colores, mÔs luces, sombras, olores, texturas. La prÔctica del Mindfulness sabe de eso. Los sentidos se amplifican. Vives en un espacio-tiempo mÔs sereno. Prueba.
¿Y si en vez de ralentizar paramos? Intenta NO HACER NADA. Sé que quizÔs la mera idea te produzca miedo o rechazo. Es lo mismo que le pasa al cuerpo cuando le invitamos a permanecer completamente quieto. Le cuesta. Es lo mismo que le pasa a la mente cuando le invitamos a descansar. Le cuesta. Pero prueba. Permanece en ese estado de abandono durante, al menos, media hora. Y observa. Ah. Sorpresa.
El estrĆ©s en el mundo occidental se estĆ” manifestando, junto con la obesidad, como la nueva pandemia del siglo XXI. Las consecuencias del ritmo que llevamos son innumerables, tanto fĆsicas como psĆquicas. Lo bueno del asunto es que combatirlo estĆ” en nuestra mano. Hay que aprender cómo y ponerse a ello. La mejorĆa es rĆ”pida. Y el tratamiento no es costoso. Sólo depende de voluntad.
La gestión del estrés se aprende. Y el acceso a la calma se entrena. Ah. Sorpresa.