¿Sufres de ansiedad? ¿De estrés? ¿De angustia? ¿Quieres, simplemente, encontrarte mejor? ¿Buscas una manera sencilla de aportar calma a tu vida? ¿Qué tal si pruebas con la meditación?
Sí, meditar está de moda. ¿Te has preguntado por qué? Son varias las razones:
Los beneficios que consigues con la meditación se perciben desde la primera práctica.
Meditar es realmente sencillo y económico. No necesitas nada de nada.
Puedes hacerlo en cualquier lugar.
Puedes hacerlo a cualquier hora, en todas las estaciones y con todo tipo de clima.
Una vez que aprendes cómo meditar, no se olvida.
Bien. Antes de seguir, quizás deberíamos de definir qué es meditar. Desde mi experiencia, meditar es dedicar un tiempo y una concentración al objetivo de acceder a tu espacio de paz interior. A veces lo consigues. A veces no. A veces "conectas" más rato. Otras un nanosegundo. Otras nada. Da igual. La meditación es una práctica. Es un camino. El resultado es independiente.
Hay mucha literatura al respecto, se han creado muchas escuelas, se habla de diferentes tipos de meditación, de técnicas para meditar... Respeto todos los enfoques y las aproximaciones al tema. Pero yo soy una persona muy practica. Me gustan las cosas sencillas, claras y de rápidos resultados.
Bueno. Pues manos a la obra. He dicho que la meditación es una práctica, así que, como toda práctica. Se aprende. Veamos las técnicas básicas para meditar.
¿Cómo hacer para meditar?
Lo primero. LA ACTITUD. Repítete interiormente tu intención. Voy a meditar. Estarás mandando a tu cerebro el mensaje de que le llega un momento de descanso. Le estás indicando a tu mente que la vas a estar vigilando.
Prevé UN TIEMPO que dedicarle a esa práctica. ¿Cuánto? Es válido hasta 3 minutos. ¿Se pude pedir menos por más?. Te recomiendo que empieces despacito. Y que te quedes con ganas. Pero tú elijes. 5´, 7´, 10´, 15´, 30´... Pon tu móvil, por ejemplo en "cuenta atrás" cerciorándote de que el sonido de la alarma es algo relajante. No es recomendable terminar la práctica con heavy metal, aunque si te gusta mucho... ¿por qué no?
Busca un LUGAR en el que puedas estar tranquila y segura, en el que no te interrumpan.
¿La POSTURA? Siéntate. En una silla sirve. Y si quieres sobre un cojín, también. Lo importante y mi recomendación es que tengas la espalda recta, los hombros relajados, la barbilla ligeramente hacia abajo, una sonrisa apenas dibujada en tus labios y los ojos cerrados. Chequea que no notes tensión corporal alguna.
Mantén TU CUERPO absolutamente quieto durante toda tu meditación. Te advierto de que querrá moverse. Que se aguante. Mandas tú,. No hagas caso de picores, carraspeos, dolores... Son maneras que tiene de quejarse. Ni caso.
RESPIRA profundamente una vez, dos veces, tres veces... y comienza a ahora respirar de la manera más sutil que puedas, apenas perceptible. Y mantente quieta, quieta, quieta.
Durante los próximos minutos sólo tienes que ESTAR. ¿Sí? ¿Sólo? SÍ. No es fácil. Ni difícil. Recuerda. Sólo tienes que "ESTAR"
Cuando tu MENTE comience a hablarte, simplemente dile SHHHHHHHHHH, para que se calle. No le riñas, no te riñas. No le juzgues. Pero tampoco le hagas caso. A la mente no le gusta la meditación. Es como un hiperactivo al que le obligas a descansar. No está acostumbrada. Sé condescendiente. Le cuesta demasiado. Intentará captar tu atención constantemente. Tú, ZEN. Le mandas callar con cariño y "ESTÁS". Quieta. Muy quieta.
VUELVE una y otra vez. Cada vez que seas consciente de que te has despistado, vuelves a tu práctica. A ese "ESTAR"
Y... A DISFRUTAR. Ya has meditado.
Es mejor meditar tres minutos todos los días que un día una hora. Ya ves que no tiene tanto misterio, ¿no?. Tú prueba. Te va a encantar.
Si quieres asistir a uno de los talleres prácticos de "APRENDE A MEDITAR" que impartimos en el Centro Femenino SAMA, suscríbete y te mantendremos informada. Ya sabes, prácticos, sencillos, claros y de rápidos resultados. Saldrás meditando. Y te encontrarás mejor.
Disfruta de la vida, pero ya.