Es un ejercicio que siempre gusta.
Te cuento cómo hacerlo.
1. Enciende una vela y la colocas en torno a un metro de distancia.
2. Miras fijamente a la llama durante un tiempo mínimo de un minuto SIN PARPADEAR (o intentando no hacerlo). Notarás cómo tus ojos se secan y, quizás, lloren. Buena cosa. Estás limpiando.
3. Transcurrido este tiempo, cierra los ojos y sigue con la mirada fija en la imagen de la vela que surge en tu interior. Vuelve a permanecer unos 4 minutos observándola.
4. Frota las manos buscando que se produzca calor y ponlas, haciendo cuenquitos, sobre tus ojos.
5. Si quieres, repite. Hasta 3 veces.
Y observa que suave y gustoso efecto.
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