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La manzanilla y sus virtudes secretas


He pasado por un trancazo estival de padre y muy señor mío. Afonía absoluta, tos, dolor de garganta… y un ojo que no podía ni abrir. Además de molestarme mucho estaba rojo bermellón y picaba horrores. Fui al médico. Me recomendó paracetamol cada ocho horas para el catarro y para el ojo… manzanilla.


¿Es posible que te pueda recomendar un médico de bata blanca que te limpies el ojo con manzanilla? ¿Es eso serio?


Pues curiosamente va a ser que sí. La manzanilla es una de las plantas medicinales más utilizadas en el mundo, como remedio casero, como recomendación en medicina y con amplio uso en farmacia. Hay muchos estudios clínicos que avalan su eficacia.



UN POCO DE HISTORIA


Si revisamos la historia descubriremos que ya se usaba en el Antiguo Egipto. Y no solo con los vivos para combatir la fiebre, sino con los mismos dioses para agasajarlos. Así, era una ofrenda común al dios Ra, dios del Sol. Al fin y al cabo comparten ese maravilloso dorado… igual era por eso. Pero es tarde para preguntar, me temo.


En la época greco romana se usó para la elaboración de inciensos y para aliñar bebidas. Hipócrates, padre de la medicina, la usaba en cataplasma o infusión como alivio de dolencias intestinales.


En la Edad Media también era común su uso como tratamiento para trastornos digestivos (indigestión, náuseas, vómitos,…), heridas e infecciones, ya sabes, ésas que acaban en -itis. Sí, están la otitis… y la conjuntivitis.


Hoy en día se sigue usando para todo lo que la historia nos ha ido dando a conocer (excepto lo del dios Ra, hasta donde yo sé) y además para aclarar el cabello y como calmante de la piel (Cosméticos Paquita Ors tiene un tónico natural a base de esta planta que me encanta)


La apigenina


La apigenina es el componente que más abunda en la manzanilla. Es un flavonoide, un tipo de fitonutriente, con grandes y positivas propiedades para nuestra salud.


Dio la casualidad de que la palabra “manzanilla” vino a mí el mismo día por dos fuentes distintas. Una te la he contado, el médico que vio mi ojo. La segunda fue esa misma tarde el libro cuya lectura ameniza ciertos ratos de algunas tardes de mi verano: "Tu cuerpo en Llamas". No, no es de amor. Es sobre la inflamación y el envejecimiento.


Esta lectura amplió mi interés por la manzanilla. En él, Beatriz Larrea, su autora, nos dice que la manzanilla es un gran antiinflamatorio y que ayuda a ralentizar tu proceso de envejecimiento.


“La apigenina modula las rutas inflamatorias. Se ha demostrado que ejerce una fuerza antiinflamatoria muy peculiar, ya que activa la ruta NrFe, lo cual desactiva la inflamación crónica y también la inflamación de la piel. (…)”


Y hablando de envejecimiento, y hablando de piel, nos cuenta otro secretillo basado en ciencia.


“La piel está formada en un 85% por colágeno tipo I y el colágeno tipo III supone el restante 15 %. El envejecimiento está asociado con una pérdida de este colágeno. En estudios con ratones, se observó que después de inyectar este compuesto, mejoraron la textura, el grosor y la densidad del colágeno. Este efecto también se advierte con el tratamiento tópico. En uno de los pocos estudios en humanos realizados al respecto, una serie de mujeres coreanas usaron crema con apigenina durante un mes. La densidad de su piel mejoró, al igual que lo hizo la elasticidad, la hidratación y la textura. “


A mi me ha convencido. De hecho he comenzado a darle a la manzanilla con mucha más asiduidad de lo que lo hacía. Obviamente no he notado nada. Bueno, sí. Que la tomo con más alegría y mucha más fe.


Ra, ¡¡allá vamos!!

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