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Ana Latorre

Mañana, lentejas



Casco avellanas. Pienso en la influencia de las manos, su movilidad y sus quehaceres, en nuestro cerebro.

Casco avellanas. Leo que las manos, por sus terminaciones nerviosas, que ocupan en nuestro sistema nervioso central tanto espacio como todos los otros sentidos juntos, nos ayudan a mantener nuestra mente activa.

Casco avellanas. Recuerdo domingos de otoño con mi madre en la cocina, dando forma a las deliciosas rosquillas con las que nos regalábamos para merendar. Una tras otra. Despacio. Con cuidado. Intentando que fueran iguales y haciéndolas distintas.

Casco avellanas. Mi mente descansa. Mi atención está ahí, en dar el golpe preciso, en separar el fruto. Siento el relax que conlleva esta sencilla y tan placentera actividad.

Descubrí hace poco un libro que responde al título de “La mano: de cómo su uso configura el cerebro, el lenguaje y la cultura humana”. Su autor es FRANK R. WILSON, médico especializado en neurología. El libro comienza así: “¿Qué sería de nosotros sin las manos? Nuestras vidas están tan llenas de experiencias corrientes en las que intervienen las manos de manera tan hábil y silenciosa que raramente pensamos en lo mucho que dependemos de ellas”. Está demostrado, por diferentes disciplinas como la antropología, la psicología, la neurología o la lingüística, que nuestras manos han tenido parte activa en nuestra evolución cognitiva, emocional, lingüística y psicológica. Y también en hacernos una “especie” diferente al resto.

Ellas son las que nos han dado la llave de la evolución. Pero es bonito comprobar empíricamente cómo también son ellas las que nos devuelven a un sosiego mental del que nuestra especie tiene especial necesidad.

Trinchar, cortar y amasar. Acariciar. Rascar, horadar. Aplaudir. Masajear. Dar forma. Contar. Separar. Coser y tejer. Esculpir y pintar.

Poco a poco van surgiendo estudios que demuestran que una actividad manual concentrada, como pueda ser tejer o, por qué no, cascar avellanas, tiene efectos relajantes, parecidos a los de la meditación. Autores como el psicólogo Mihaly Csikszentimihalyi; la neuropsicóloga Catherine Carey Levisay, la terapeuta ocupacional Victoria Schindler… van dándonos luz.

Fluir. Concentrarse completamente en lo que estás haciendo. Fundirte con la acción. Con la acción manual. Acciones autotélicas, auto y telos; “en sí mismo” y “finalidad”. Tu foco está centrado en lo que haces, solo en eso, nada más que en eso. Concentración. Mindfulness. Meditación en movimiento. Calma. Dopamina. Felicidad.

Casco avellanas. Mañana cocinaré lentejas, naturales. De esas que teníamos que separar en la mesa de la cocina, una a una, no fuera a haber alguna piedra. ¿Filosofal?



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