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La menopausia NO engorda

Ana Latorre

Ya lo siento, pero así es. La menopausia NO engorda.

Sí, ya sé que la creencia general nos hace pensar que sí. Es innegable que es bastante común que en esa etapa de la vida la mujer gane peso. En eso nos escudamos muchas veces. Y en ocasiones es la excusa perfecta para relajar nuestros cuidados.

Pues lo siento pero NO. La menopausia NO engorda. ¿Conoces a mujeres que están en proceso o hayan pasado ya por la menopausia y no hayan engordado? Yo sí. Y cada vez más. Al Centro Femenino Sama, por ejemplo, vienen muchas. Son mujeres que han decidido adecuarse a las circunstancias. Son mujeres que desean seguir en forma sin pensar en la edad. Que desean firmemente mantenerse en una figura que les haga sentir bien, cómodas, saludables y en una talla acorde con la que han llevado siempre.

La menopausia, no engorda. Lo que engorda es no saber adaptarse a los cambios que se producen en nuestro organismo durante esta etapa. Lo que engorda es cómo comemos en la menopausia. Lo que engorda es lo que comemos en la menopausia. Y lo que bebemos. Lo que engorda es lo que nos movemos en la menopausia. Ya. Te entiendo. Y lo siento. Es más cómodo pensar que sí. Pero la realidad es ésa. Ahora que lo sabes, la opción sobre el camino a seguir a partir de ahora, vas a decidirlo tú.

Aprende a entender y tratar a tu organismo cuando éste cambia. Toma las riendas de tu vida y de tu cuerpo.
La menopausia no engorda. Centro Femenino SAMA

LOS CAMBIOS EN NUESTRO CUERPO

En la menopausia vivimos un importante cambio hormonal. Nuestro cuerpo produce menos estrógenos y progesterona. El déficit de estas hormonas incide de forma directa en la tendencia a acumular grasa en caderas, cintura y senos, hace que los huesos sean más frágiles y porosos, afecta a nuestra producción de colágeno y nos hace perder masa muscular.

EL METABOLISMO BASAL

Vale. Hasta ahí ya lo tenemos claro. Sí hay un cambio en nuestra figura. Hay mayor flaccidez y mayor “cintura abdominal”. Aceptémoslo. Pero de ahí a engordar, hay un tramo.

Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), dice que, además de los cambios ya citados, durante la menopausia disminuye nuestro metabolismo basal, es decir, la cantidad de energía mínima (o calorías) que necesitamos para que nuestro cuerpo, en reposo, funcione (respire, digiera, piense…) y la eficacia que nuestro cuerpo tiene para usar la grasa almacenada como fuente de energía.

Ese metabolismo basal es diferente para cada uno en función de la complexión, la edad, lo que medimos, nuestro sexo o nuestro estilo de vida. También viene influenciado por la genética. La nutricionista María Concepción Vidales en su último libro «Activa tu metabolismo para cambiar tu vida» cuenta hasta la incidencia del estrés emocional en este ítem.

Ah. Buena noticia: el metabolismo basal puede modificarse. Y he aquí la clave.

¿Y QUÉ HACEMOS?

No tirar la toalla. Fundamentalmente porque nos vamos a sentir mejor.

  1. Conoce, mide y cuida tu metabolismo. ¿Cómo? Pésate en una báscula que te de la información y ve haciéndote seguimiento.

  2. Incrementa tu masa muscular y mide tus avances: ¿Cómo? Practica yoga o ejercicio físico (como el que hacemos en Sama) que aumente tu fuerza y tu tono muscular. Quemarás calorías durante la sesión y además tu cuerpo incrementará su consumo a medida que vayas aumentando tu musculatura. Recuerda, el músculo adelgaza.

  3. Presta atención a lo que comes. Baja el consumo de hidratos (pan, pasta, arroz, azúcares y derivados, fruta…), aumenta el consumo de grasas (sí, si comes hidratos quemas azúcar y acumulas grasa, si comes grasa, quemas grasa, lee más aquí), come proteínas, pero no sólo. Investiga y entiende cómo comer sano y acorde con tus necesidades.

  4. Presta atención a lo que bebes. Café, té, agua, agua, agua… Pasa de la cerveza al vino. Y pasa, pero pasa del todo, de refrescos, aunque sean sin azúcar.

  5. No seas demasiado estricta. Sáltate tus restricciones de vez en cuando. Te ayudará a no generar frustración y a evitar ansiedad, depresión alimenticia y los consecuentes atracones.

  6. Y, lo que ya sabes: Disfruta de la vida, pero ya.


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