Seguro que has oído hablar del Mindfulness. En el Centro Femenino SAMA, en las Sesiones de relax mental solemos hacer algún ejercicio. Y también talleres exprés para que, en sólo dos horas, aprendas métodos de aplicar mindfulness a tu vida cotidiana.
¿En qué consiste? En conseguir poner TODA NUESTRA ATENCIÓN en el momento en el que nos encontramos. A eso le llamamos ATENCIÓN PLENA. Por eso se repite tanto la expresión “AQUÍ Y AHORA” ¿Qué te reporta? Rebajar tu nivel de estrés. Entre muchos otros beneficios.
Si te das cuenta, si observas tu mente, nuestros pensamientos funcionan sin parar, y van del pasado al futuro y a la inversa. En pocas ocasiones somos conscientes de momento exacto que estamos viviendo. Cuando esto sucede, en ocasiones te das cuenta de que estas viviendo uno de esos momentos de placer total, de felicidad total. De esos momentos en los que sin querer se te escapa una sonrisa y un ¡QUÉ GOZADA! o ¡QUÉ A GUSTO!
Eso surge por la ATENCIÓN PLENA. Estás al 100% en el momento presente.
¿Y qué nos puede reportar el mindfulness aplicado al proceso de comer?
Tener PLENA CONCIENCIA de nuestra alimentación. Saber qué estamos comiendo y en respuesta a qué motivo y comer con más serenidad e incluso más despacio.
Te propongo, como un ejercicio de coaching, aplicar el mindfulness a alguna de tus comidas. A eso es a lo que se llama Mindfuleating.
Antes de seguir con el ejercicio que te voy a plantear… Una pregunta. ¿Recuerdas qué, cómo, cuándo, dónde, por qué, cuánto y con quién has comido por última vez?...
Ejercicio DE MINDFUL EATING en 10 pasos
Deshazte de todo tipo de distracciones: fuera tele, fuera radio, fuera móvil (sí, LO SIENTO, fuera… ¡más fuera!).
Prepara lo que vayas a comer
A partir de ahora vas a realizar un viaje por la comida a través de los sentidos.
OBSERVA el plato: sus colores, las luces y las sombras, su brillo, sus formas. DETENIDAMENTE. No, no comas todavía. Sólo observa. Tómate tu tiempo. Aunque se te enfríe un poco.
RESPIRA el aroma que desprenda lo que sea que vayas a comer. Muy despacio. Intenta captar olores, olores que quizás te evoquen recuerdos.
Coge un trocito pequeño de lo que vayas a comer y llévalo a tus labios. SIN COMERLO TODAVÍA. Detecta su temperatura, su textura.
Introdúcelo ya en la boca y, sin masticar, paséalo por el paladar, acarícialo con la lengua.
Comienza a masticar despacio, detectando sabores, buscando qué tiene de dulce, o de amargo, o de picante, salivando bien
Antes de tragar, pon en funcionamiento el sentido del oído. Escucha tu masticar, tu salivar.
Ya puedes tragar. ¿Qué tal?
Si te ha interesado la experiencia, ponla en práctica. Y si quieres más, prueba alguno de nuestros talleres en Zaragoza. Te gustarán.
Y disfruta de la vida, pero YA,