Es curioso cómo hemos colocado a nuestra mente al volante de nuestras vidas. Creemos que somos lo que pensamos. Nos identificamos con nuestros pensamientos. Se nos comen. Y una vez los tenemos en el estómago, ¿qué podemos hacer para gestionarlos? Desde dentro, poca cosa.
UN JUEGO
Haz la prueba. Mientras lees esto, comienza a sentir que estas tumbada en la orilla de una playa del caribe. Arena blanca y cálida bajo tu piel, el sonido de un mar calmo en tus oídos, olor a salitre, la piel acariciada por sol, una beis ligera, azules intensos en el cielo y turquesas en el agua... Puedes sentirlo, ¿no?. Eres tú quien ha dirigido tu mente allí. Si has conseguido hacerlo una vez, ¿qué te impide hacerlo más?.
LA ESTRATEGIA
PASO NÚMERO 1
Habla de tu mente en tercera persona. No te identifiques con ella. Tomar distancia de tu mente y de lo que produce es el primer paso para poder gestionarla.
PASO NÚMERO 2
Observa qué es lo que genera tu mente. Tener conciencia de tus pensamientos y date cuenta de cuántas veces vuelves a ellos. Como si fueses tu propia terapeuta. Y la mente fuese tu paciente.
PASO NÚMERO 3
La cabeza no entiende el no. Decirle a tu mente que "no piense" en algo, no te servirá de mucho. Una vez hayas detectado los pensamientos que no te ayudan, que te hacen daño, ¡manos a la obra! Y como nuestra cabeza tampoco sabe estarse quieta, te servirá pensar en qué te puede ayudar y cómo entretenerla. Prepárate. Haz listas.
Haz una lista de cosas que hacer cuando te agobien los pensamientos negativos: salir a dar un paseo, escuchar música, ir al cine, hablar con una amiga, ... sigue tú.
Haz otra lista de cosas en las que pensar; un viaje próximo, qué libro leer o escribir, cómo cambiarías la decoración de tu casa, un cuadro que te guste... sigue tú.
Más o menos funcionamos todos igual, no te preocupes. Lo importante es tener herramientas de las que echar mano, algo práctico y fácil que te ayude a mantener a raya tus pensamientos negativos, a mantener a raya tu estrés.
Y Disfruta De La Vida Pero YA