Sí. Ni se te ocurra salir. Si has encontrado confort en tu zona, quédate ahí. Disfrútalo. Y procura hacerlo más confortable todavía.
Me certifiqué como coach hace ya siete años. He realizado muchos procesos de coaching. He leído muchos libros sobre coaching. He atendido a conferencias con más o menos interés. Y también he sufrido el hastío que ha conllevado la sobreoferta de este extraordinario método de trabajo. Sí. Empacho. Pero si hay algo que me agota, es la manoseada frase de “sal de tu zona de confort”. ¿Cuántas veces se pronuncia al día en el mundo? ¡Yo la escucho por lo menos una!
Profesionalmente me he especializado en el estrés. Es un tema que me apasiona. Y sé el sufrimiento que su padecimiento conlleva, No sólo en un plano mental. También en el plano físico. Trabajo fundamentalmente, aunque no solo, con mujeres, más propensas a padecerlo.
La primera definición que Google nos da sobre el estrés es “Estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal que suele provocar diversos trastornos físicos y mentales.” Si eres mujer, seguro que te suena de algo.
En los procesos que llevo, en numerosas ocasiones, sale el mismo cuadro: Mujeres buenas profesionales, buenas madres, buenas hijas, buenas parejas, buenas amigas, buenas amas de casa, con un buen aspecto físico que quieren ser extraordinarias profesionales, extraordinarias madres, extraordinarias hijas, extraordinarias parejas, extraordinarias amigas, extraordinarias amas de casa, con un extraordinario aspecto físico.
Extraordinario: "Que es poco común, sale fuera del orden o regla general o sucede rara vez." O sea, un rendimiento muy superior al normal. ¿Te suena? ¿Y cómo te suena? Agotador. Y eso es lo que sucede. Que nos agotamos. Y en ocasiones, nos rompemos.
Repito muchas veces lo mismo. “Has llegado a este estado porque estás intentando dar el 200%. Dar el 100% ya es suficiente. Te ayudará a mantenerte sana, en calma y más feliz”
De ahí que me enerve la frase de “Sal de tu zona de confort”. Yo soy de la opinión de que, si la has encontrado, si has encontrado algo similar a tu zona de confort, lo que sería bueno es mantenerla, incrementarla, cuidarla, potenciarla. Regálate todo el confort que puedas. Y defiende tu zona de confort con trincheras si es preciso. Ni se te ocurra salir. Excepto que no te resulte confortable.